30.11.08

Verdades indudables VII

Si empezaste tu día perdiendo el colectivo, hay muy pocas chances de que mejore.

27.11.08

Paradojas musicales

A veces pasa. Escucho canciones bien enérgicas que pienso que son jocosas y después me entero de lo que dice la letra. Me pasó eso con esta canción.


"Common people", Pulp

Por si no quieren darle play (cosa que es altamente recomendable, pero allá ustedes), acá está la letra.

24.11.08

Manual para ver tele (avanzado)

En esta oportunidad hablaremos de un tema trascendental: cómo ver la tele de manera adecuada. Debido a que ésta es la versión avanzada del manual, omitiremos las explicaciones para encender el aparato y situarse enfrente de él. Por el contrario, nos enfocaremos en cómo elegir de la mejor manera posible entre las múltiples opciones que se nos presentan.
Es de público conocimiento que antes de elegir un canal, se hace zapping. Lo normal es hacerlo entre una y tres veces. Si es la quinta vez que deambulás cual zombi por los canales, resignate, no hay nada. Lo más productivo en esos casos es que apagues la tele y vayas a hacer eso que dejaste de hacer por "ver que están dando".
Luego de echar un instantáneo vistazo a la programación, es momento de elegir. Y aquí reside el problema para muchos. No es fácil cuando se tienen tantas alternativas diferentes (sí, ninguna es del todo buena, pero si prendiste la tele es que todo lo demás simplemente falló). Por eso, desde este espacio hacemos algunas recomendaciones*:
  • Si te sentís experimental o tenés ganas de ver algo bien bizarro: Asian Connection (I-Sat).
  • Si tu coeficiente intelectual te deprime: Dr. 90210 (E! Entertainment), pero la parte en la que la gente justifica sus cirugías, no el procedimiento quirúrgico en sí (ese da impresión). Automáticamente te sentirás más inteligente.
  • Si sos mujer y tu coeficiente intelectual no te deprime, pero estás atravesando un momento de crisis: FTv**.
  • Si sos hombre y tu coeficiente intelectual no te deprime, pero estás atravesando un momento de crisis: FX**.
  • Si estás en una etapa de adquisición de cultura general, o tenés ganas de ver algo diferente al resto, o querés hacerte el culto por ahí: Film & Arts o Europa Europa.
  • Si explotás con la combinación autos+minas: El Garage (obvio)
  • Si querés sentirte como turco en la neblina musical: cualquiera de música. Esto sólo pasa si casualmente lo que escuchás no suena en la tele.
Espero que les sea de utilidad. Acepto sugerencias para ampliar este post.

*Totalmente arbitrarias, acordes a mi gusto.
**No encuentro otra razón por la que alguien miraría esos canales.

Sugerencias ajenas:

Nono dijo... Agrego can
al (á) si queres hacerte el culto en un ambiente under en buenos aires. Para verlo y despues ir al malba a hacerse el q entiende. 24 de noviembre de 2008 17:49

19.11.08

Insultos genéticos

Con esto de los avances en la investigación genética, una mujer puede donar sus óvulos y reimplantárselos sin ningún inconveniente. Así, un sujeto podría llegar a tener tres madres: la que donó el material genético, la que lo llevó en su vientre durante los nueve meses de gestación y la que lo criará durante su vida. OK, hasta ahí está todo en orden.
Ahora, si dicho sujeto está muy enojado y suelta una puteada más o menos así "¡Me cago en la puta madre que me parió y en todos sus antepasados!", ¿a quién está insultando? ¿A su madre biológica, la que donó sus células sexuales, y con la que por ende comparte ancestros? ¿A la que lo parió? ¿O a la que lo crió, que es la que todos llaman "su madre"?

Guarden los tomates podridos, platea, que ya me callo y me retiro.

14.11.08

Va a estar bueno fin de año

Entre el cambio de horario y el calor que hace, el reloj biológico se me adelantó y pienso que ya es verano. Esto me genera sentimientos contradictorios. Me encanta el verano, pero a la vez lo detesto con todo el corazón. ¿Por qué? Fácil.

Razones para amar esta época del año
  1. ¡Se viene fin de año!: Simboliza el final de los compromisos del año, felicidad, alegría. Pero sobre todo es la sensación del deber cumplido, de que hemos sobrevivido otro año con éxito (para los que no creen haber tenido éxito, piensen que hay gente que se suicidó en los últimos 365 días)
  2. El calor: No más abrigos incómodos, ropa gruesa relegada al fondo del placard. Ahora sí se puede salir a la calle sin el trauma de parecer una copia barata del muñeco de Michelin.
  3. Hay muchos chicos: El avistaje es más fácil y la pesca también. No me extenderé más al respecto.
  4. Bastante trabajo: Diciembre, época de exámenes. Explico matemática, así que estoy bien entretenida durante este período. Y me complace pensar que en un futuro mis finanzas veraniegas no estarán tan ajustadas.
Ahora, ¿por qué odiar esta época que tiene tantas bondades? Aún más fácil.
  1. ¡Se viene fin de año!: Y con eso todo lo que tenés que terminar antes del tedioso 31 a las doce de la noche. Y después de eso reuniones familiares, con sus correspondientes peleas y personajes que ya he descripto en otra oportunidad.
  2. El calor: No importa lo que te pongas, igual vas a sentir que es demasiado. La alternativa de salir desnudo siempre existe, pero no es necesario pasar una noche en el hotel comisaría por indecente o "atentar contra la moral pública".
  3. Hay muchos chicos: Sí. Demasiados. Y todos hablan y hacen ruidos molestos y no me dejan leer ni escuchar música en paz.
  4. Bastante trabajo: Es la ley de Murphy: el trabajo viene cuando no te da el cerebro para hacerlo.
Y bueno, hay que tomárselo con soda. O mejor con bebidas alcohólicas fuertes.

11.11.08

Verdades indudables VI

No importa de qué esté actuando, Francella siempre te va a parecer un viejo verde.

Esa cara de pervertido... me da miedo, ¡quiero a mi mamá!

9.11.08

Mi familia. Y la tuya, y la tuya, y la de aquel... (volumen 2)

La familia está compuesta de personajes odiosos, detestables, horrorosos. Y de los otros, los ridículos, los graciosos, los simplemente tiernos. Y continuando con mi teoría de que las familias son todas iguales, aquí, los estereotipos que no por ser comunes los queremos menos.

Siempre, en todas las familias, hay una abuela, o una tía mayor, o una amiga de la familia que cocina espectacularmente bien. Casualmente, es la que persigue a todo el mundo al grito de “¡estás muy flaco/a, comé algo!”. Nada es suficiente para esta artista de los postres, que no acepta un no como respuesta. Para ella, la frase “estoy a dieta” es el peor de los insultos, y no descansará hasta encontrar la forma de quebrar la resistencia del que se está cuidando.

El fanático de la política es un clásico es toda reunión familiar. Generalmente es de filiación peronista, pero no siempre. Se caracteriza por defender a ultranza hasta lo indefendible, proclamando a los cuatro vientos que su partido es el mejor, sin importarle que mientras dicho partido estuvo en el gobierno vació hasta lo que ya estaba vacío y le sacó jugo hasta a las rocas. Mantenerse alejado de este espécimen cuando habla de política, pero recomendamos disfrutar de su compañía cuando no lo hace, ya que normalmente es un limado muy simpático, con la habilidad de hacer reír a cualquiera.

Luego, la infaltable madraza. La que controla que los nenes no estén desabrigados (aunque los nenes tengan 25 años), que vuelvan temprano a casa, que no hagan lío ni se ensucien y que traigan amigos a jugar a casa (repito, aunque los nenes tengan 25 años). Nunca en su vida disfrutó una reunión familiar, porque vive relojeando que sus críos estén en óptimas condiciones y no molesten a nadie.

La nueva generación también se las trae. Entre ellos se pueden distinguir varios patrones de comportamiento. Están los que el día anterior se levantaron a las siete de la mañana a correr 5 km, a la tarde se fueron a jugar al fútbol y a la noche salieron a bailar, y todavía tienen energías y ganas de romperle las pelotas al prójimo*. Su contracara son los que no se levantan nunca antes de las siete de la tarde, se cuelgan a la computadora hasta las doce, hora en que salen a tener vida nocturna, y al otro día están cual trapo de piso viejo. Entre los más chicos, los opuestos están representados por los que te juegan al fútbol al lado de la mesa (o aún peor, al lado de la parrilla, con lo que el asado corre serio riesgo de ser condimentado con pasto, barro y microbios de la pelota) y los que se envician con la consola. En ambos casos, se recomienda no interrumpirlos, caso contrario se exponen a un pelotazo vengador o a una patada en las pantorrillas.

Esta es la parte adorable que todas las familias tienen. Con variaciones, pero al final son todas iguales.

*Gracias Xélor

8.11.08

Mi familia. Y la tuya, y la tuya, y la de aquel...

Próximamente, los estereotipos graciosos. Estos son el producto de la combinación fatal entre mal humor y detestable reunión familiar.

En las reuniones familiares, la fauna humana puede ser apreciada en todo su esplendor. Los tipos humanos están más claramente delineados, porque no hay ningún tipo de jerarquía establecida. En las reuniones familiares somos todos iguales, mal que nos pese. Por eso es que las peleas más grandes y las mentiras más descaradas tienen lugar en el seno de la familia, para inventar una posición superior que sabemos inexistente.

Cada casa es un mundo, pero a la larga son todos iguales. Siempre existe un chupasangre, el que en la adolescencia pide plata para salir, cuando está en la universidad manguea para fotocopias, una vez que la abandona pide para “armarse un negocio” y se la juega en el casino, etc., etc., porque los ejemplos son infinitos como la desfachatez de este espécimen.

También está el que la tiene chica (metafóricamente hablando) y necesita demostrar que la tiene más grande que todos los demás juntos. Su casa siempre es la más grande, la más linda y (fundamental) la más cara. Su auto es el más nuevo e hizo más viajes que nadie, pero siempre a un all inclusive en algún recóndito lugar del Caribe. Sin embargo, no gastó su plata en cultivar su intelecto, cosa que salta a la vista después de conversar treinta segundos con él. Por esa razón le enrostra a todo el mundo su dinero, porque no tiene nada más de lo que alardear.

Luego, el/la infaltable “el/la que tiene muchas/os minas/hombres”, según el caso. Este personaje es públicamente repudiado por toda la familia. Nadie quiere tener nada que ver con él o ella, pero inexplicablemente, todo el mundo está al tanto de hasta el ínfimo detalle de sus conquistas. Es la vergüenza de los mayores y la deidad de los más pequeños.

Otro de los animales estrella de este zoológico es el envidioso. Generalmente aspira a ser como “el que la tiene chica”, pero se olvida de que él es un laburante más, que para alimentar a su familia y darle algunos gustos tiene que trabajar ocho horas por día cinco días a la semana (cuando no más). En cambio, su ídolo vive de las ganancias de algún ilícito cometido hace mucho tiempo atrás y no tiene que preocuparse por cosas tan vulgares como llegar a fin de mes. Por eso es que el envidioso se apreta el cinto, se priva de muchos lujos, para poder cambiar el auto o irse de vacaciones a un spa en Brasil, acercándose así un poco más a su modelo en la vida.

El marginado brilla con luz propia en medio de estas estrellas. Nadie sabe qué hace, cuáles son sus gustos, es más, nadie sabe a qué va a esas reuniones, porque nadie le habla. Todo intento de conversación con él se queda en eso, en intento, cuando su interlocutor se topa con su mirada fría, cargada de desprecio por los mortales comunes. Al igual que el exitoso con las mujeres/exitosa con los hombres, nadie lo soporta, pero todos hablan de él. Mantiene unida a la familia, porque es el único tema sobre el que todos están de acuerdo.

Y cómo olvidarse de la inútil. Mujer madura, que vive de su marido, sin ninguna capacidad para nada, con suerte con el secundario completo. Desconoce un libro, una biblioteca, un teatro y cualquier otro género musical que no sea lo que pasan en la radio. Cada palabra que entra por sus oídos rebota por las paredes de su cráneo vacío y se transforma mágicamente en una sarta de pelotudeces que emergen de su boca. Sí, el cuerpo humano es una máquina asombrosa, mis pequeños.

Por eso, el que dice que no hay nada como su familia, se equivoca. Creeme, hay tantas familias como la tuya...

5.11.08

Pomelo sin rock

He vuelto. Y esta vez para denunciar un atropello a los ciudadanos.

De las frutas cítricas, la que tiene más onda, la más rica y la más simpática es el pomelo. El limón es agrio y la naranja está muy trillada. En cuanto a la mandarina, bueno, digamos que no goza de mucho prestigio social (y no es rica) y la bergamota tiene gusto a ... (inserte aquí chiste fácil) a mandarina, pero más dulce. O sea que no. Descartada.
Luego de haber aclarado que dicha fruta es la mejor de todas en su clase, pondré al descubierto el tratamiento injusto que se le da.
No hay mermelada de pomelo.
No hay licor de pomelo.
No hay helado de pomelo.
No hay gelatina de pomelo.
¡No hay nada de pomelo! Y los calculadores comerciantes nos quieren conformar con jugos deshidratados o bebidas gaseosas. ¡No vale! Abrazo al Congreso y juntada de firmas para que haya más cosas sabor pomelo.
Pero necesitamos gente común y corriente para esto. La publicidad que le hace a esta fruta Pomelo el rockero no sirve, porque la elección del nombre respondió en ese caso a motivos de índole comercial. Claramente, Limón el rockero no queda bien, Naranja el rockero te hace pensar en cantantes gay (a mí por lo menos, asocio naranja con Mirinda y de allí a XXXX, no los voy a nombrar, que si no van a llegar muchos a Corre Florci queriendo aprender a tocar la guitarra de YYYY) y de Mandarina el rockero o Bergamota el rockero mejor ni hablo. Quedan feos y ya.
No se dejen atropellar, miren a ambos lados al cruzar la calle y exijan sus helados o lo que quieran con sabor a pomelo.

3.11.08

"Mañana empiezo"

Frase aplicable a casi cualquier circunstancia, desde empezar a hacer deporte o a estudiar, pero siempre con algo en común: nunca se quiere arrancar. Es más, si del interesado dependiera, ese momento se podría dilatar hasta el infinito y más allá.
Sin embargo, el interesado, también llamado "vago de mierda", debe sobrellevar una amarga existencia, rodeado de personas no vagas o con fuerza de voluntad que le recriminan "¿Por qué no empezaste? Si hubieras empezado ya habrías terminado". Qué profundo. Y sí, claramente, hubiera terminado, pero el problema es que no quiero empezar. No es taaan difícil de entender, creo yo.
Peor que las insistencias ridículas son las amenazas encubiertas (que también son ridículas): "Y ya vas a ver, cuando no te alcance el tiempo, te vas a acordar de todo lo que te rascaste, porque no lo vas a poder hacer, porque vas a estar quemándote las pestañas estudiando... etc, etc". Por favor, ¿de verdad pensás que eso no me pasó por la cabeza? Soy consciente de que después viviré con un petardo en el culo, pero por lo menos dejame disfrutar de mi vagancia el mayor tiempo posible.
Por último, los dardos envenenados con el curare de las preguntas molestas: "¿Qué andás haciendo? ¿No te convendría ponerte a hacer XXXX (actividad odiosa)?". Analicemos esta frase: la primera pregunta es normal, podría aplicarse a cualquier circunstancia. Ahora, la segunda demuestra que al emisor no le funcionan a pleno ciertas capacidades. O sea, no me conviene empezar a hacer algo que odio, pero debo hacerlo, es casi un imperativo categórico, pero si le puedo esquivar el bulto, mejor para mí.

Ah, todo concluye al fin. Lástima. Pero mañana empiezo

1.11.08

Verdades indudables V

Celebremos que mi computadora ha vuelto a funcionar a pleno con más verdades indudables.

Los padres de nenes pequeños (3 a 6 años inclusive) que critican a la juventud descarriada no piensan ni por un momento que su precioso crío va a ser así (o peor) en el futuro.