31.3.09

Post con excusas

No. Contrariamente a lo que hago siempre, esta vez no voy a instruirlos con las mejores excusas, las menos creíbles o las que están demasiado trilladas. Hoy me excuso yo. Este blog está en estado comatoso y sus posteos son de calidad deficiente (¿alguna vez fueron buenos?) porque su dueña está padeciendo el síndrome del nuevo concurrente al cbc. O sea, no entiendo una mierda y debido a las prolongadas vacaciones se me hace difícil agarrar el ritmo.
El post también es una excusa para subir una canción que me encanta de una banda que conocí hace poco. Gracias a que soy una colgada, la descubrí el año pasado, sólo para enterarme de que habían venido a la Argentina el año anterior. En fin, denle play y disfruten de la vida por mí. Ya saben, volveré y seré Cangallo.


Psychedelic Furs, "Heartbreak beat"

27.3.09

Historias hospitalarias*

*De hospital, no de hospitalidad.

A lo largo de mi existencia, me hice habitué de la guardia de traumatología de varios hospitales. Nunca nada serio, pero cada tanto me hacía una visita por ahí, y no precisamente para ver cómo andaba todo. En ese desfile interminable de médicos y radiografías, nunca estuve en condiciones de observar lo que pasaba a mi alrededor. Pero esta vez no me tocó a mí ir a traumatología, así que pude mirar a mis anchas y darme cuenta de muchas cosas que son iguales, estés en el hospital que estés.
Primero, para llegar a la parte del hospital donde está traumatología siempre, pero siempre hay que subir muchas escaleras o atravesar un pasillo larguísimo. Aceptable si lo que justifica tu presencia en traumatología es tu brazo o tu muñeca. Claro, yo no tengo tanta suerte, siempre que fui fue debido a mis piernas o pies.
Luego de que el médico te vea y meta las manos exactamente donde más te duele, decidirá que no entiende nada y te mandará a hacer una radiografía. ¿A que no adivinan dónde queda el sector de rayos? Sí, en el segundo subsuelo, donde no llega el ascensor. Ahí, la parte lastimada sufrirá una serie de estrujamientos aún más dolorosos que los de la consulta previa, todo con el fin de sacar una placa decente. Esto no termina acá, porque una vez que está todo listo, hay que atravesar nuevamente medio hospital para darle dicha radiografía al médico. Suspiros de alivio, ya pasó lo peor.
¿Ya pasó lo peor? Jamás. Una vez que el especialista (no entiendo porque les dicen así, si fueran tan especialistas no te harían doler así) defina qué es lo que tenés, viene el momento de reacomodar. Si creías que habías sufrido antes, no tenés idea de nada. Verás cómo una sustancia rígida como el hueso adopta las formas y posiciones más inverosímiles hasta quedar como estaba antes de la fractura, pero con mucho más dolor. Por fin, es hora de irte a tu casa. El médico te despide con una sonrisa malévola en su cara, y ahí te das cuenta que disfrutó con todos y cada uno de tus gritos desesperados. Lo saludás con odio y te vas, sabiendo que tendrás que volver en una semana y, si sos como yo, con la certeza de que volverás en un futuro no muy lejano.

23.3.09

Dos ventajas de ser petiso (una para cada uno)

Mujeres: Podemos usar tacos interminables sin parecer una jirafa ni tener que pensar que dejamos a nuestro acompañante 15 cm más abajo.*

Hombres: La tan mentada regla de la L los favorece.**

Medítenlo.

*Contra: parecemos gatos.
**Aunque a mi humilde entender, este mito formaría parte de un comunismo sexual: los altos ganan por "proporción anatómica" y los petisos gracias al mito.
Todos ganan.

Florencia, deberías considerar decir menos boludeces.
No quiero.

21.3.09

Todo por $2

Es muy común que, cuando se pide un ejemplo de vacaciones gasoleras, se mencione un viaje de mochilero. OK, entiendo que los conceptos de "caro" y "barato" son relativos. Hay gente que considera una verdadera ganga pagar un jean $100. No es mi caso, pero este no es el tema que me ocupa en este momento.
Es cierto que generalmente, por la misma plata que te vas quince días a Pinamar, alojándote en un hotel y sin privarte de ninguna salida, podrías estar recorriendo un mes mochila al hombro. Sin embargo, lo que nadie tiene en cuenta es todo el gasto (y logística) previo que exige un viaje de estas características. En primer lugar, el equipo. Si bien es posible irse a caminar con la mochila que te quedó de la secundaria, sí, esa que tiene las tiras finitas y llenas de nudos por todas las veces que se te rompió y nunca la llevaste a arreglar, no es lo ideal. Una mochila que se la banque (ojo, no dije excelente) sale sus buenos mangos, porque es rarísimo que algún familiar tuyo tenga una y no la use. Si la tenés, la usás.
El calzado es otro ítem a considerar. Todos adoramos esas Topper de lona que las tenemos hace mil años y todavía siguen vivas. Están bárbaras... para salir un sábado a la noche en la ciudad de la furia. Te quiero ver caminando diez km en la montaña con esa suela de mierda. Es importante contar con algo que sujete el pie, sea adecuado a la temperatura del lugar y permita caminar sin sentir como los cantos rodados te hacen un masaje plantar no muy placentero. Eso ya es más factible que te lo puedan prestar, pero no quiere decir que lo vayas a conseguir.
El tercer problema es de índole económica. No siempre va a haber un cajero automático cerca de donde estás parando. Mucho menos aceptan tarjetas de crédito. Oh sí, volvimos al tradicional efectivo o cash, como quieran decirlo. Estas pequeñas limitaciones hay que tenerlas muy en cuenta si tus planes incluyen estadía en un lugar sin luz (sí, todavía existen, y da la casualidad que coinciden con los lugares más naturalmente hermosos).
También hay que pensar en el transporte. Hacer dedo es una opción válida. Lamentablemente, es válida en Patagonia hasta la altura de Lago Puelo (Chubut). Más al sur, las distancias se hacen gradualmente más largas hasta que llegás a un punto en el que el promedio de distancia entre dos pueblos/ciudades/asentamientos o similar es de 150 km y pasa un auto cada tres horas. Mi recomendación personal en ese caso es: déjense de joder, denle de comer a Chevallier y tómense un micro. Guarden sus jóvenes y saludables piernas para lo que les falta de caminata. En caso de contar con un auto, hay que calcular el costo del gasoil/nafta/gnc (ojo con este último, que muy al sur ya no hay).
Después, y sólo después de haber considerado todos estos aspectos, váyanse de vacaciones en mochila. Eso sí, todo lo que pensaron y planificaron con anticipación vale la pena. Créanme, o hagan lo que quieran.

Un par de fotos, que es un post con muchas letritas.


Lo que se ve arriba de la montaña soy yo. Ahora que me conocen, espero que me saluden si me cruzan por la calle.

18.3.09

A veces me pongo a pensar

¿Por qué te hacen un examen pre-ocupacional para todos los puestos de trabajo, incluso para entrar de cadete, y a nadie se le ocurrió hacerle un pre-ocupacional a alguien que asumirá un cargo público? ¿Qué hace pensar que esa persona está capacitada para ocupar esa posición en la sociedad? Porque claramente el hecho de que hayas sido votado por la mayoría no garantiza nada, siendo que un voto cotiza un choripán. Esta sería una buena manera de evitar cagadas de arriba de un poste, digo, como votante ya sabés lo que te espera.

Un examen de estos para ?&%@*+() (este blog no dice malas palabras, sólo groserías)

16.3.09

Brevísimo paseo por el gym

Se mira, se admira. Al fin, tanto trabajo ha valido la pena. La grasa corporal se ha evaporado y dejó paso a unos bíceps inflamados en exceso y surcados por venas hinchadas. ¿Que de quién hablo? Del chico esteroides, por supuesto.
El chico esteroides es un espécimen común. Demasiado. Todo gimnasio que se precie debe tener uno en exhibición. No sólo porque de algún retorcido e indescifrable modo le da status al lugar, sino porque prácticamente cubren todos los gastos con la plata que el chico esteroides les deja cada mes. Y así se repite el patrón hasta el infinito, pesas-espejo-más pesas, hasta que algun día los músculos dicen basta. No sabemos qué pasa exactamente después de eso, nadie ha vuelto a ver a un chico esteroides después de un colapso.
En fin, pero mientras eso no ocurra, el chico esteroides disfrutará de la familiaridad que le otorga un pase preferente al salón de musculación mirando con desprecio a cualquiera que no se comporte de acuerdo con su estilo de vida, y lascivamente a las chicas que sí lo hagan, aunque no lo lleven al extremo de la perfección (encarnada por él, por supuesto).
Cabe preguntarse qué distingue a un espécimen de esta raza de un concurrente regular al gimnasio. Es simple: en algún momento de su vida el futuro chico esteroides decidirá que su masa muscular no es suficiente y caerá en un pozo depresivo, del que sólo saldrá consumiendo anabólicos (ok, y puede ser que algunas cosas más también). Así, "feliz" y musculoso, seguirá su camino por la vida, ignorando que esas simpáticas pastillitas tienen una ley similar a la de la conservación de la materia: no es que se agrande, el tamaño sólo cambia de lugar.

Hoy estoy hecha una víbora

12.3.09

Verdades indudables XIII

La sensación que te queda después de insolarte es lo más parecido que hay a una buena resaca.

10.3.09

El regalo... decente

Hay pocas cosas que enojen tanto como un regalo mal hecho. No hay nada tan indignante como recibir algo feo, fuera de lugar o simplemente inútil. Esta sensación desagradable se agrava porque dichos regalos provienen generalmente de gente que uno no se banca, y que están ahí por obra y gracia de un razonamiento del estilo "si invitamos a A, B tiene que venir también, porque si no se va a armar...". El destinatario del regalo se siente peor cuando, en su cabeza, da vuelta la situación, y se da cuenta que nunca, por mucho que odiara a esa persona, le regaló un desodorante para su cumpleaños. En ese momento, aflora esa mueca que pretende ser una sonrisa y decimos las palabras mágicas: "gracias", esperando que el que nos dio eso se dé cuenta de nuestro asco y no vuelva a repetir jamás su conducta. No funciona, créanlo. Por eso, para que no cometan los mismos errores que otros ya han cometido, les ofrecemos el siguiente listado de lo que nunca debe regalarse. Con explicaciones, por si no queda demasiado claro.

NO regalarás:
  • Jabones, desodorantes, sales de baño, o algo que sugiera que la otra persona es sucia o no se baña con la debida frecuencia. La venganza puede ser terrible: o aparecerá en tu cumpleaños (que casualmente era una cena en smoking y vestido largo) vestido con la ropa del picadito que se acaba de jugar y realmente mugriento; o te regalará todos los productos para higiene personal que existan por el resto de tu vida.
  • Forros. No hace falta hacer pasar vergüenza a nadie en medio de una renión familiar. Que tu abuela y tus tíos discutan tu vida sexual en la sobremesa no es agradable.
  • Libros de autoayuda. Jamás. Come on, por $10 te comprás libros usados bastante mejores que cualquier cosa que puedas llegar a encontrar en ese estante de la librería.
  • Cosas inútiles a alguien que no dispone de lugar. O sea, alguien como yo. Parece ser que la gente que sabe que mi habitación tiene 4 metros cuadrados no comprende que no hay lugar para demasiadas cosas, fuera de lo esencial (léase: mis libros, el pequeño equipo de música, el placard... ah sí, y la cama). No obstante, siguen regalándome pelotudeces ¡¡que no entran!!
Y pensar que es tan fácil hacer un regalo como la gente...

7.3.09

Aplicaciones del método científico

Un tal Salvador Dalí utilizaba para inpirarse una siesta corta. ¿Qué tan corta? El período que le tomaba relajar sus músculos. Por eso dormía con un manojo de llaves en sus manos. Cuando dichas llaves caían al suelo, significaba que los músculos ya se habían relajado y era hora de despertarse.
Esto nos lleva a plantearnos la siguente cuestión.

Hipótesis: el tiempo justo para una siesta debe ser el lapso de tiempo que nuestros músculos tardan en relajarse.

Experimentación: se toma un sujeto cualquiera (que esté dispuesto a ser parte de la investigación, claro, acá no forzamos a nadie. ¿Ah, no? No. Bueno, me voy a otro lado donde me aprecien. OK señor, pero le recuerdo que la Inquisición no existe más... ¿En serio? No me diga. Sip, de veritas). Bueno, decíamos que se toma a un sujeto cualquiera y se lo instala en un lugar con un sillón y una televisión con control remoto. Se deja a dicho sujeto mirando tele hasta que cabecee y se duerma con el control remoto en la mano. Se observa que luego de un tiempo prudencial, el control remoto se deslizará de las manos y caerá con mucho estrépito al suelo. Como consecuencia, el sujeto se despertará. Aturdido, pero despierto al fin.*

Conclusión: La teoría de Dalí es válida.
Conclusión 2: El control remoto no resiste un experimento como este.

*No lo hagan en sus casas. Corre Florci Inc. no se hace cargo por los daños que pudieren sufrir los controles remotos por una experimentación semejante. Tampoco nos importa que después de despertarse y ver la pantalla negra en vez de levantarse se vayan corriendo a la cama. Cualquier problema demande a los herederos de Dalí y/o a su fabricante de controles remotos. Amén.

3.3.09

Conozcan a...

... mi fumigador. Y siéntanse una porquería después. Porque si ustedes padecen de esa rara enfermedad llamada victimización, este post no es para ustedes. Menos que menos si ustedes son de los que hacen listados de "promesas" o cosas que hacer (de una buena vez) este año que comienza (o ya empezó, entienden).
Bueno, cuestión que el fumigador redefine la palabra multifacético. Tanto, que ya estresa. Además de fumigar, en su tiempo libre hace pequeñas esculturas de cerámica. Gnomos. Sí, ya sé, dirán ¿y qué? Yo dibujo/canto/hago equilibrismo/clasifico tortugas en mi tiempo libre. Paciencia.
No conforme con sus gnomos, también escribe. De veritas (no es un blogger amateur), publicó libros y todo. Y después, por si no ha hecho suficiente, practica dos artes marciales: hapkido y otra más que no me acuerdo. Y para terminar, hace arquería y participará en el mundial de dicha disciplina, a llevarse a cabo... qué sé yo, pero parece que es acá cerca.
Después de esto, lo único que me queda a mí, simple mortal enferma de vagancia, es sentirme peor. ¿Dónde queda mi orgullo de poder ir dos días por semana al gimnasio sin que me agarre fiaca y falte uno? ¿Qué tengo que hacer con mis promesas de año nuevo incumplidas? ¿Quién me paga el psicólogo para remontar esto?
Al carajo. Viva la vagancia. No se dejen intimidar por personas como mi fumigador. Disfruten de boludear en la cama con películas y quedarse sentado sin hacer nada. He dicho.