15.3.12

Lo que el FBI no quería que trascendiese

Damas y caballeros, su atención por favor.
Gracias.
Por razones en las que no vamos a abundar en este pasquín, últimamente me he visto en el trance de cocinar con mayor frecuencia. Los que me conocen sabrán (y los que no, se enterarán) que la cebolla es uno de mis ingredientes preferidos. En general, suelo ser imparcial con los componentes de mis menjunjes, sin mostrar favoritismos ni tener actitudes hacia ellos que hagan que después se enojen (los componentes) y la comida salga fea. Yo cuido las formas, ¿vieron? Y la armonía reina en mis platos y en mi vida. O por lo menos lo intento, con mayor o menor éxito. Depende de la inspiración del momento, del humor de la cocinera, de las condiciones climatológicas... Ehm, no, esto ya es una digresión grande como una casa. Una casa grande, claro está.
En fin, como venía diciendo antes de subirme a una palmera, metafóricamente hablando por supuesto, estoy sentada en el piso de mi habitación y aquí seguiré hasta el final de la presente entrega de este útil folleto informativo, como decía, he descubierto una nueva y revolucionaria fórmula para dejar de llorar cuando picamos cebolla. Esta consiste, muy simplemente, en cortar en mitades dicho vegetal, lavarlo con firmeza bajo el impiadoso chorro de agua fría de la canilla de la cocina, y picarla rápido. Rogarle a cualquier ente superior para que este truco funcione nunca está de más. No es infalible, pero ayuda a vivir. Y a mí me funcionó.
Me despido de ustedes, amable audiencia. Hasta la próxima entrega.

Comentario al margen de índole netamente intelectualoide: lo que nos hace llorar de la cebolla es el bebé de la foto. Cuando sea más inteligente (traigan una silla y pónganse cómodos, o mejor un diván, porque viene para largo), les voy a contar por qué. Ahora no lo sé.
Comentario al margen (2): Googleando a ver si encontraba qué pasaba, por curiosidad, me enteré que esto ya está circulando por toda la Internés. La plana mayor de Corre Florci Inc. les promete un mejor post la próxima vez.