22.9.10

Sos mi remera

La ropa es un elemento esencial en nuestra vida. Primero, porque no está bien visto en nuestra sociedad salir desnudos a la calle, y segundo porque, aunque uno no lo quiera, desarrolla una relación bastante íntima con sus prendas de vestir. El deseo, las tácticas para conseguirlas, saber que por fin tenés eso que te hacía falta y le hace tan bien a tu espíritu... En fin, sentir que todo está donde debe estar.
Hasta que, obviamente, la ropa se empieza a desteñir, pierde el calce perfecto de los primeros meses, te hartás de usar siempre lo mismo, revolvés el placard en busca de nuevas opciones. O bien puede pasarte que, no importa cuánto amor, cariño y devoción le hayas dedicado a esa prenda, un buen día decide abandonarte, ignorando las ingentes cantidades de suavizante y jabón en polvo puestas en ella para que esté lo mejor posible.
Con las personas es igual. Con la pequeña diferencia de que, cuando te hartás de ellas, "ya cumplieron su ciclo", y que cuando ellas se hartan de vos, te dejan preguntándote qué pudo haber salido mal.
La respuesta es: todo. Estaba malparido desde un principio.

Pero podrías haber tenido la deferencia de haber dado la cara


18.9.10

Tiene razón

BLOGGING
Ahora podés mostrarle al mundo por qué nadie te escucha

14.9.10

Blogger dice...

... que hay una IP de Rusia que entra al blog.
Me muero de la intriga.
¿Leerá?
¿Será fruto de una aleatoriedad de Google?

Algo en toda la situación me pone extrañamente feliz.

Oh sí, las estadísticas de Blogger arruinan la privacidad de los lectores.

12.9.10

Filosofía en el supermercado

Leído en una etiqueta de vino tinto.

Notas de cata.
Color: rojo profundo y provocador.
Nariz: Sus aromas recuerdan a la pimienta negra, frutos negros maduros y sus mermeladas.
Boca: estructurado, de gran personalidad y prestancia.

OK. Aparentemente, describir un vino exige de todas las dotes metafóricas y evocaciones sensoriales del sommelier, y yo, como simple mortal cuya cultura alcohólica no excede los tragos preparados con bebidas blancas (que son todas iguales, independientemente de su marca o precio. Parafraseando a mi madre, "eso es alcohol de quemar, Florencia"), no puedo comprenderlo. Menos aún podría comparar semejante sinfonía para mis sentidos con cosas tangibles, pertenecientes a un plano tan cotidiano como real.
Ahora, yo me pregunto. Si el citado vino aspira a ser de calidad, apelando a la percepción de clientes distinguidos, ¿la parte de "y sus mermeladas" no está como un poco de más? Digo. Es sólo una opinión. A mí, mermelada me suena a tostada, tostada a desayuno de fin de semana, fin de semana a piyama y pantuflas, piyama y pantuflas a días de fiaca. No es demasiado elegante, a menos que se imponga la moda "sleepy" y los estampados de ositos cariñosos sean el hit de la nueva temporada. Ahí sí, saldríamos a lugares exclusivos, tomaríamos este vino y el concepto que sutilmente deja entrever la "mermelada" sería de lo más avant-garde en materia de estilo. Si esto pasa, me felicitaré por mi clarividencia, para acto seguido cortarme las venas con mi regla plástica de quince centímetros.
Además, ¿qué significa que el rojo sea provocador? ¿Te insulta? ¿Se planta y te pechea? ¿No te combina con nada de lo que llevás puesto, desafiando así los paradigmas vigentes de la moda? ¿Qué significa que un color me provoque? ¿Que si veo a alguien tomando ese vino no voy a poder contener mis impulsos y me arrojaré sobre su persona mientras mi piel se vuelve verde y me convierto en el Hulk del subdesarrollo? No queda demasiado claro.
Para finalizar mi argumentación, la parte empírica. Porque la única realidad es la realidad experimental, y mi realidad experimental me indica que la pimienta y los frutos negros no huelen igual. De hecho, no son ni parecidos, así que este punto tampoco está bien explicitado en la inscripción suprascripta (uh, qué buena palabra).
Evidentemente, los creativos que esbozaron el texto de la etiqueta no se atuvieron demasiado a la realidad, limitándose a hacer un torbellino de ideas, elegir las que sonaban mejor, asociarlas libremente y escribir. Esto trae aparejada una importante consecuencia: ¡todos podemos tener nuestra propia etiqueta de vino! Sólo basta con abrir la heladera, chequear el stock de frutas y verduras (porque comparar un vino con una pizza de anchoas no queda muy cool que digamos) y dejar volar la imaginación. El resto sale solito.


Este vino combina la sutileza de la papa hervida con la fuerza de la ensalada de rúcula. En boca deja un sabor fresco, con dejos de durazno y remolachas de estación. Su aroma frutado remite directamente a un paseo por San Pedro en época de cosecha. Se recomienda beber a temperatura ambiente, y servirlo como complemento de una picada de pizza.
Ya está, encontré mi vocación. ¡Bodegas del mundo, acá estoy!

8.9.10

Composición. Tema: mis vacaciones

Este es un post viejito (exactamente del 12/3), pero en su momento me ayudó a tranquilizar al caníbal que habita en mí con promesas de carne fresca. Me daba un poco de pena dejarlo pudriéndose en la bandeja de borradores (aunque en rigor, ya está más que vencido), así que acá está. No es de lo mejor, pero es lo que hay. Escrito en caliente y nunca corregido.

No es muy glamoroso comer atún directo de la lata.
No es muy cómodo cocinarse o procurarse qué comer en cada comida, sin poder almacenar nada.
No siempre el ojo clínico funciona, y puede ser que tengas pulgas en la cama.
No es muy confortable pasearse por la vida con 70 litros de exceso.
No es la idea occidental de comodidad compartir una habitación con tres perfectos desconocidos (aunque después me haya hecho amiga de dos)

Sí, comí de la calle.
Sí, anduve de noche sola y no me pasó nada.
Sí, me gustó.
Sí, volvería ya.

Laguna Colorada, Bolivia.

El post, formalmente, termina acá. Son libres de dejar de leer, porque lo que sigue es sólo una muestra de la pequeña Florci enojada.

Y este post te lo dedico a vos. Sí a vos, pedazo de forro, que no podés con tus prejuicios, que los bolivianos son sólo "bolitas" para vos, que vivís en un taper y estás orgulloso de eso, que sos incapaz de animarte a hacer cosas "nuevas" (admitámoslo, irse en mochila no es lo más nuevo) porque no podés renegar de tu hotel cuatro estrellas ubicado en zona poblada por gente igual a vos, y por eso, por tu propio miedo (porque la tenés muuuuuuy chiquita) te dedicás a criticarme a mí. Jamás vas a leer esto, porque tampoco podrías comprender como alguien como yo, con su vida a punto del colapso cuando todo el cuento del blog empezó, decidió canalizar su furia y su impotencia en algo más productivo que juzgar a los demás antes de conocerlos. Que es lo que hacés vos.
Lo saluda atentamente,

Florci

5.9.10

¡Feliz cumple!

Debido a un comentario publicado por una celebridad de la blogósfera vernácula (Pable), he de admitir que ayer fue mi cumpleaños. Por eso, porque cambié de década, porque se me voló la peluca con tanto llamado familiar y porque no tengo nada mejor que hacer, me apersono aquí para contarles mis impresiones post-festejo. Y tratar de educarlos al respecto, obviamente. A continuación, una lista de las actitudes y acciones a evitar a la hora de llamar al agasajado.
  1. No hacer comparaciones odiosas relativas a la felicidad del momento. No es imprescindible saber que cuando vos cumpliste veinte estabas tirado en la cama con depresión, que te sentías demasiado viejo para ciertas cosas y excesivamente inmaduro para otras, que se te vino la adultez encima y otros tantos etcéteras. Yo estoy feliz, la vida me sonríe y la brisa me acaricia (metafóricamente), ¿no podrías simplemente alegrarte por mí? La respuesta es: no.
  2. No augurar un futuro difícil. Esto se manifiesta particularmente en frases del estilo "ah, ahora que dejaste la adolescencia (no, pedazo de gil, si voy a ser Peter Pan), vas a tener que ser más responsable/consecuente/organizado (inserte aquí defecto del homenajeado)". ¿De verdad creen que el día del cumpleaños se activará espontáneamente un chip en mi cerebro indicando que ya no estoy en edad de cometer excesos y ser irresponsable? La respuesta es: no.
  3. No insistir en el decaimiento físico. Sí, estoy un día más vieja, un día más cerca de morir, un día más cerca de que me salgan canas y arrugas, de que mis músculos entren en una espiral irreversible de flaccidez, de no poder ponerme mi ropa de adolescente con dignidad. Pero también estoy un día más cerca de recibirme, de irme de vacaciones, de... ¿No tenés ganas de mirar mi vaso medio lleno, aunque sea sólo por hoy? La respuesta es... no. Obvio.
  4. No renovar relaciones que no mantuviste durante el año. Si hace mucho tiempo que no ves al cumpleañero, ¿qué te hace pensar que el día de su cumpleaños es un buen día para ponerse al día? O por lo menos en mi caso, familiares que durante todo el año no me llamaron, por favor no me busquen en mi día. Evidentemente, ninguna de las partes está interesada en mantener el contacto, así que no la careteemos más. No me llames y ya. Y si lo hacés, ¿no podrías tener la decencia de disimular el disgusto que te causa ver que me está yendo bien? Ya conocen la respuesta, y es... no.
Siguiendo estas simples reglas, ayudarán a un congénere, se convertirán en mejores personas y reencarnarán en seres superiores. Si no las siguen, no pasa nada, pero el día que tengan un misterioso accidente, no digan que no les avisé.

¡Gurisa, no puedo leerte!

3.9.10

Kip it in ínglish plis!

Tengo serios problemas con la música.

Disfruto mucho escuchar música... en su idioma original. Porque aunque yo no llegue a comprender nada de lo que dice, hubo alguien que en algún momento de su vida sintió un ramalazo de inspiración, se sentó y la plasmó en un papel. Y no sólo eso, sino que además, pudiendo escribir banalidades insulsas y sin estilo, se esmeró en buscar sonidos similares para inmortalizar sus sentimientos en forma de canción. Por eso, a mi modesto entender, traducir una canción es un atentado contra el compositor, cantante, banda, intérprete, etc. Simplemente no queda bien. La canción pierde toda su poesía y lo único que queda es una versión castiza sin gracia, interpretada con la genuina convicción de que, si en inglés era más o menos buena, en castellano será mucho mejor.

Por eso, en nuestro afán de criticar (y de zafar cuando no se me cae una idea), inauguramos nueva sección (¿?) en Corre Florci. Los desafortunados de hoy son los Fabulosos Cadillacs con esta masacre... digo versión de "Should I stay or should I go".


Disclaimer: no estoy denostando a la banda, sólo a la infeliz idea que tuvieron de traducir la canción.

2.9.10

I'm not back, I've never left

(hola, sí, sí, probando, sí, uno, dos...)

Sé que tengo deudas bloggeras, que no me paso por otros espacios a reírme y reflexionar con sus ocurrentes ideas, en fin, que me tragó la tierra... Supongo que en algún momento mi lado ácido volverá a salir. Por el momento está sublimado. Eso no quiere decir que haya dejado de ser la pendeja criticona y malhumorada que siempre fui, sólo que me estoy aplacando
¿Me estoy aplacando? Nah, ni un poco. El problema es que mi lado ácido y la PC están peleados, en cuanto logre reconciliarlos habré hecho progresos. Eso, y volver a andar con mi cuadernito de pelotudeces de un lado para el otro, intentar entender el sentido de la vida y por qué tengo que escuchar a mi profesor de Inorgánica II en lugar de viajar por los rincones de mi mente, que obviamente son mucho más interesantes. Comparados con él, claro está.
Tal vez habilite nuevas secciones, y esto se convierta en una especie de pasquín, con muchas hojas pero que no dice nada. O tal vez elimine las etiquetas, o ponga una sola que diga "quejas" y meta todo lo ya posteado ahí.
Tal vez.
Tal vez Corre Florci se transforme en un blog rosa, lleno de mis andanzas amorosas. Claramente no es una opción, sería demasiado corto y carente de sentido. Podría escribir sobre sexo, pero volveríamos al problema anterior. También sería factible discutir temas de química, aunque ahí definitivamente me quedaría sin lectores.
Creo que llegamos todos a la misma conclusión.
Hay que hacer lo que cada uno sabe hacer mejor. Y a mí criticar y sacar de quicio al prójimo me sale bárbaro. Por eso, dos días antes de cumplir años (yo, no el blog), se me vuela la peluca y decido volver al ruedo.
Síganme los buenos.