7.5.10

Do you believe in love after love?

Una vez más voy a caer en el cliché. Pero anteriormente hay un par de cosas que deben saber sobre mí, como para intentar entender qué es lo que motiva el post.
Mi nombre es Florci, tengo 19 años y estoy cursando el primer año de la licenciatura en química. ¿Cuál es el cliché? Por si no lo adivinaron, pienso quejarme de la universidad. No del edificio en sí, sino del pan que la licenciatura en química trae bajo el brazo. Que más que pan es una baguette.
En general, las carreras con una formación no orientada al mercado laboral masivo generan comentarios incómodos en los mortales comunes. Nada nuevo. El problema surge cuando, de tanto escuchar las mil y una variantes del "Guaaaau. ¿Química? ¡Qué inteligente/qué grossa/qué loca que estás!" te la terminás creyendo. No la parte relativa a tu capacidad intelectual, sino que de verdad sos especial por estudiar una ciencia exacta. Que pertenecés a un grupo donde sólo unos pocos son admitidos. Que una vez que las puertas de Exactas se abrieron ante vos, el mundo te debe la vida.
No es megalomanía, de verdad pasa.
Y es que estar ahí no es sólo aprender y dedicarte a tu rama de la ciencia, es convivir con la mística propia del lugar. Es tener que tratar con gente que desprecia cualquier cosa relativa a las ciencias sociales, porque no pueden ser cuantificadas ni predichas. Esa misma gente, que cuando se entera que tu interés por los compuestos del carbono va a la par de un apetito voraz por los libros, te da vuelta la cara y te trata de pseudointelectual. Porque la literatura es pasión humana, y no hay nada más lejos que eso de la fría ciencia.
Honestamente, me resulta muy cansador lidiar con gente que cree ser el futuro de la humanidad. Y es tremendamente arduo (además de muy cruel) hacerles entender que la historia siguió su curso durante miles de años, perpetuando lo que servía y descartando lo que no, y que durante todo ese tiempo el mecanismo funcionó perfectamente sin ellos. Y tampoco creo que sería apropiado comentarles que detrás del Nobel hay mucha gente que no alcanzó fama, ni gloria, ni inmortalidad por ser licenciados en química. Fueron humanos, que vivieron, amaron y odiaron, pero sin el mundo por testigo de sus actos. En una de esas, si tuvieron suerte, sus bisnietos se seguirán acordando de ellos.
Por eso, mientras vos perseguís los laureles y creés que de verdad tenés un halo por estudiar ahí, dejame disfrutar de la vida. Con un libro al lado, como siempre. Porque aunque no lo creas, la tabla periódica no tiene todas las respuestas.

Escrito en caliente. Muy en caliente.

1.5.10

Verdades indudables XXIV

El porro está sobrevalorado.



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