28.10.11

En la era del amor líquido, yo tengo un amigo por correspondencia

Correo electrónico, en realidad. Yo practico mi inglés con él, y él practica su español conmigo. Nuestros mails esporádicos rompen con todo protocolo epistolar existente. Nos llevamos puestas unas cuantas reglas gramaticales en el camino. Obviamos encabezado, despedida, saludo y firma. Tenemos faltas de ortografía. Abreviamos palabras. Hablamos informalmente. Hablamos, literalmente, porque nuestros intercambios podrían ser la transcripción de una charla de café entre dos viejos conocidos.
Para aquellos que dicen que ya nada es genuino, yo me escribo una vez a la semana con un chico que conocí hace tres años acarreando una tabla de surf en pleno desierto.