12.12.09

Yo no quiero volverme tan emo

No me molesta que se tapen un ojo para que la sociedad podrida no los vea. Puedo tolerar que decidan autoflagelarse. Podría entender que hay gente que decide vivir su vida a media máquina. Pero lo que jamás seré capaz de perdonarles es que hayan monopolizado la tristeza.
Porque sí, porque hay días en los cuales tu idea de relacionarse socialmente consiste en inmolarse con una molotov en microcentro, llevándote a un par en tu viaje de ida. Y sí, hay días en que estoy más en contacto con mi lado autodestructivo, que no tengo ganas ni de sacarme el piyama, que miro películas dramáticas para poder llorar por cualquier otra cosa (generalmente muy estúpido), que intento ahogar las penas en gin pero fracaso estrepitosamente, que pienso por qué, si soy tan absolutamente normal que no te darías vuelta a mirarme otra vez si me cruzás, por qué mierda me tiene que haber pasado a mí.
Y en días así es normal necesitar un poco de contención. No hace falta mentir, porque se nota. Tampoco pretendo un despliegue de amor y amistad hacia mi persona, sólo es un poco de mal humor, ya va a pasar. Pero hay una frase maldita, que puede convertir a este flan de tristeza en una furia desatada*...

"¿Qué te pasa? Dale, estás re emo"

¿Que estoy qué? Perdón, pero si decido que el mundo me está tratando para la mierda y tengo motivos para sentirme mal con mi persona, ¿qué tengo yo que ver con esos que se tapan el ojo? ¿Es que acaso no tengo derecho a estar tirada en el rincón masticando viejas escenas y deseando haberme portado mejor (o peor)? Carajo, que los emos no son los únicos que pueden hacerlo. ¡Yo también quiero estar triste!

*Aunque tiene su lado positivo, todo este pasquín surgió del odio.

2 comentarios:

Malala Mala dijo...

Brillante!!!
Si agregara algo más, arruinaría tu entrada!

Florci dijo...

Gracias! Me sonrojo... jajajaj