Habiéndose "terminado" la gripe porcina, reanudé mis viajes en colectivo. No es que antes no lo hiciera, pero como estaba de vacaciones sólo salía si era una cuestión de vida o muerte (¡Oh, se acabaron las películas/galletitas/alcohol! y otras urgentes necesidades de ese estilo). Como decía, volví y me encontré con un par de cosas, que tal vez siempre estuvieron ahí, salvo que con los auriculares puestos no me daba cuenta: el colectivo es uno de los lugares predilectos de la gente para hablar de sexo.
¿Qué tiene el colectivo que no tenga tu casa, o la mesa de un bar? Simple, en cualquier otro lado te escuchan. En tu hogar hay oídos indiscretos, y yo en los mozos no confío. En cambio, el colectivo es ideal. La costumbre de viajar a todos lados con el mp3 a volumen máximo crea el ambiente de intimidad (para hablar, malpensados) que hace que le puedas contar a tu compañero de asiento cualquier cosa sin preocuparte de los que te rodean. Además, en caso de que te escuchen, nadie te conoce, y lo más probable es que nunca te los vuelvas a cruzar. Perfecto.
Los asientos de a dos también ayudan. Imaginen la situación: grupo de amigos numeroso (más de 8 ponele). Siempre hay uno con el que se tiene más confianza para estas cosas. De esta manera, el diseño de los colectivos favorece la comunicación entre estos dos amigos, ya que se pueden sentar juntos y contarse los detalles. Es excelente. Creo que si la raza humana lo hubiera hecho a propósito, no le hubiera salido mejor.
Pero... siempre hay un pero. Es ideal, pero para los mortales comunes medio olvidadizos como yo que se dejan el mp3 en casa, es un poco incómodo escuchar hablar a desconocidos de sus proezas en la cama.
Moraleja: Hablá de lo que quieras, pero recordá que no me importa el tamaño del culo de la hermana de tu mejor amiga, o cuánto tiempo estuviste dándole sin parar, o lo muy fáciles que son las argentinas (textual, escuchado hoy en el 161 cerca del mediodia por quien les habla, y dicho por unos extranjeros de porte intimidante). ¡Moderá tu volumen, ¿OK?!
4.8.09
2.8.09
30.7.09
Pretty in pink
Sí, Michael se murió y Su volvió a la tele. Dos cosas que decir: Mike, vas a ser el cadáver mejor conservado del mundo; con tanto plástico y derivados del petróleo adentro tuyo no necesitás embalsamador. Y con respecto a lo otro, mejor que me apure a arreglar la conexión de cable, si no quiero morir de inanición televisiva.
Pero estos son detalles. Mientras estaba de "retiro espiritual" con piojos ninfómanos y elefantas preñadas, me enteré que se murió Corín Tellado. ¡El trono de la novela rosa en español está vacante! Debido a esto, ponemos a su disposición este sencillo manual para que ustedes puedan emular a esta exitosa escritora y fabricar sus propios best sellers.
Primero, elija cuidadosamente sus personajes. Comencemos por la pareja protagonista: debe ser heterosexual. Por alguna razón, no existen novelas rosas que cuenten la historia de amor de Luis y Abelardo, o de Soledad y Elvira, o de Juan con quien venga. Sólo por esta vez, mantenga las tradiciones y elija un hombre y una mujer. El hombre debe ser bien masculino. No está bien visto un protagonista metrosexual, así que esfuércese para crear un personaje viril pero que no roce lo cavernícola. Recuerde que su best seller está dirigido a mujeres, por lo que no es muy conveniente que su creación sea un troglodita con olor a pata y lleno de eructos.
Con respecto a la mujer protagonista, debe ser "frágil, etérea, toda una dama". Hágala preocupada por su apariencia, pero no en exceso. Tímida, pero que de cuando en cuando tenga una acto de arrojo. Dulce, pero con un dejo de dureza. Si mis instrucciones le resultan contradictorias y el personaje no logra cuajar, inspírese en el teleteatro. El mexicano es el mejor para esto. Además, es fundamental que sea rubia. Reserve el cabello oscuro para las malvadas.
Las malvadas (puede haber más de una, pero es conveniente que haya una más mala que todas las otras juntas) deben ser, como ya se dijo, morochas (no sé por qué, pero funciona, así que hágame caso) y dispuestas a todo por su amado, que oh casualidad, es el protagonista. Es clave que tengan un abundante surtido de disfraces y atuendos para despistar. De esta manera, pueden hacer de las suyas sin que nadie las reconozca. Prevea intentos de suicidio para estos personajes, ya que sus planes están destinados a fracasar.
Los malvados (lo mismo, es conveniente que haya un malvado principal) serán el cerebro de la novela, los que están detrás de los planes de las malvadas. No importa demasiado su apariencia física siempre que los haga inteligentes y maquinadores, aunque una buena cicatriz siempre ayuda.
Esto es todo por hoy. Próximamente, conflictos imprescindibles en toda novela rosa.
Pero estos son detalles. Mientras estaba de "retiro espiritual" con piojos ninfómanos y elefantas preñadas, me enteré que se murió Corín Tellado. ¡El trono de la novela rosa en español está vacante! Debido a esto, ponemos a su disposición este sencillo manual para que ustedes puedan emular a esta exitosa escritora y fabricar sus propios best sellers.
Primero, elija cuidadosamente sus personajes. Comencemos por la pareja protagonista: debe ser heterosexual. Por alguna razón, no existen novelas rosas que cuenten la historia de amor de Luis y Abelardo, o de Soledad y Elvira, o de Juan con quien venga. Sólo por esta vez, mantenga las tradiciones y elija un hombre y una mujer. El hombre debe ser bien masculino. No está bien visto un protagonista metrosexual, así que esfuércese para crear un personaje viril pero que no roce lo cavernícola. Recuerde que su best seller está dirigido a mujeres, por lo que no es muy conveniente que su creación sea un troglodita con olor a pata y lleno de eructos.
Con respecto a la mujer protagonista, debe ser "frágil, etérea, toda una dama". Hágala preocupada por su apariencia, pero no en exceso. Tímida, pero que de cuando en cuando tenga una acto de arrojo. Dulce, pero con un dejo de dureza. Si mis instrucciones le resultan contradictorias y el personaje no logra cuajar, inspírese en el teleteatro. El mexicano es el mejor para esto. Además, es fundamental que sea rubia. Reserve el cabello oscuro para las malvadas.
Las malvadas (puede haber más de una, pero es conveniente que haya una más mala que todas las otras juntas) deben ser, como ya se dijo, morochas (no sé por qué, pero funciona, así que hágame caso) y dispuestas a todo por su amado, que oh casualidad, es el protagonista. Es clave que tengan un abundante surtido de disfraces y atuendos para despistar. De esta manera, pueden hacer de las suyas sin que nadie las reconozca. Prevea intentos de suicidio para estos personajes, ya que sus planes están destinados a fracasar.
Los malvados (lo mismo, es conveniente que haya un malvado principal) serán el cerebro de la novela, los que están detrás de los planes de las malvadas. No importa demasiado su apariencia física siempre que los haga inteligentes y maquinadores, aunque una buena cicatriz siempre ayuda.
Esto es todo por hoy. Próximamente, conflictos imprescindibles en toda novela rosa.
29.7.09
¡Porque nadie lo pidió!
Qué paja empezar todo otra vez. A ver, esto como se hacía... ah, sí, apoyabas los deditos en el teclado y dejabas fluir... ¿qué cosa? En fin, mientras encuentro las respuestas a todo esto (y me dedico a leer, que el reader de cierto buscador que no me paga por eso no lo menciono está que explota) les cuento: volví. Del "retiro espiritual", que es como dicen cuando tenés un ataque de paja más grande que un elefante embarazado (una elefanta vendría a ser) y te dedicás a pensar esas cosas trascendentales como por ejemplo cómo tienen sexo los piojos.
No busquen más. Acá estoy. Para qué, no sé, pero estoy.
No busquen más. Acá estoy. Para qué, no sé, pero estoy.
16.5.09
Círculo
Siempre pasa lo mismo. Es un ciclo que se repite una y otra vez, del que no se puede escapar. Primero viene el rechazo, a veces acompañado del asco. Simplemente no querés tener nada que ver con eso. Cómo a alguien se le puede ocurrir relacionarte a vos con eso, cómo pudo ocurrírsele, por Dios. No lo podés comprender, y eso te deja en una situación bastante inestable.
Pero tanto asco engendra curiosidad. Por saber qué es eso que instintivamente estás rechazando. Así, sin proponértelo, comenzás todo tipo de averiguaciones, te familiarizás más y más con el objeto de tu odio. Hasta que descubrís que no podés vivir sin él. Felicitaciones. Has pasado del odio al amor enfermizo.
Después de un tiempo variable, te cansarás y empezarás a experimentar. Conocerás nuevas cosas, verás nuevos lugares y tu cabeza se abrirá. Descubrirás que hay algo más allá de tus obsesiones. Y ahí empieza el distanciamiento. Probarás nuevas cosas, al principio parecidas. Más tarde te animarás a lo diametralmente opuesto sin temer al qué dirán. Tu enfermedad mutará gradualmente hacia el amor y, con el tiempo, hacia el cariño. Ese cariño con el que los viejos recuerdan sus travesuras de niños o reviven su adolescencia. Tal vez, si tenés suerte, llegarás a la indiferencia total. Pero eso nunca pasa. Al más mínimo rastro de tu antigua pasión, retrocederás todo el camino avanzado y vuelta al principio.
A vos, antiguo fanático: nunca podrán dejar de gustarte los Redondos.
Pero tanto asco engendra curiosidad. Por saber qué es eso que instintivamente estás rechazando. Así, sin proponértelo, comenzás todo tipo de averiguaciones, te familiarizás más y más con el objeto de tu odio. Hasta que descubrís que no podés vivir sin él. Felicitaciones. Has pasado del odio al amor enfermizo.
Después de un tiempo variable, te cansarás y empezarás a experimentar. Conocerás nuevas cosas, verás nuevos lugares y tu cabeza se abrirá. Descubrirás que hay algo más allá de tus obsesiones. Y ahí empieza el distanciamiento. Probarás nuevas cosas, al principio parecidas. Más tarde te animarás a lo diametralmente opuesto sin temer al qué dirán. Tu enfermedad mutará gradualmente hacia el amor y, con el tiempo, hacia el cariño. Ese cariño con el que los viejos recuerdan sus travesuras de niños o reviven su adolescencia. Tal vez, si tenés suerte, llegarás a la indiferencia total. Pero eso nunca pasa. Al más mínimo rastro de tu antigua pasión, retrocederás todo el camino avanzado y vuelta al principio.
A vos, antiguo fanático: nunca podrán dejar de gustarte los Redondos.
10.5.09
Verdades indudables XVI (edición feria del libro)
Es más fácil definir tus prioridades cuando tenés 70 personas adelante tuyo en una fila.
6.5.09
"Un amor"
Úsese en circunstancias como ésta:
-¿Viste ese florero/sillón/sweater/tigre de Bengala?
-Sí, un amor.
A ver, paren las rotativas. ¿Un qué?
Un amor. Un amor de objeto, de cosa sin vida, sin sentimientos, incapaz de generarme una reacción fuera del me gusta/no me gusta.
Amor es tu mascota, que la dejás sola todo el día con su plato de alimento y el agua, y que cuando volvés tarde todavía está dispuesto a ignorar que lo abandonaste durante mucho mucho tiempo y te recibe de buen humor y con ganas de jugar.
Amor es tu viejo, que te tolera hasta cuando tenés ganas de poner una molotov abajo de tu cama con cámara adosada para que el mundo vea tu picadillo de sesos en el techo de tu cuarto.
Amor es tu pareja, que le gustás hasta cuando te despertás a la mañana y sos tan sociable como el abominable hombre de las nieves con síndrome premenstrual.
Amor es el básquet (reemplazar aquí por su propia pasión), que te hace vibrar todo y tener sentimientos que no sabías ni que existían y seguramente no figuran en el diccionario.
Amor es eso.
No un mantel. No una cartera. No un sillón.
Bastante claro y fácil, ¿no?
Así que por favor, eliminen esa frase de su registro a la hora de describir un objeto.
Dato extra: esta frase generalmente es usada por viejas platudas.
-¿Viste ese florero/sillón/sweater/tigre de Bengala?
-Sí, un amor.
A ver, paren las rotativas. ¿Un qué?
Un amor. Un amor de objeto, de cosa sin vida, sin sentimientos, incapaz de generarme una reacción fuera del me gusta/no me gusta.
Amor es tu mascota, que la dejás sola todo el día con su plato de alimento y el agua, y que cuando volvés tarde todavía está dispuesto a ignorar que lo abandonaste durante mucho mucho tiempo y te recibe de buen humor y con ganas de jugar.
Amor es tu viejo, que te tolera hasta cuando tenés ganas de poner una molotov abajo de tu cama con cámara adosada para que el mundo vea tu picadillo de sesos en el techo de tu cuarto.
Amor es tu pareja, que le gustás hasta cuando te despertás a la mañana y sos tan sociable como el abominable hombre de las nieves con síndrome premenstrual.
Amor es el básquet (reemplazar aquí por su propia pasión), que te hace vibrar todo y tener sentimientos que no sabías ni que existían y seguramente no figuran en el diccionario.
Amor es eso.
No un mantel. No una cartera. No un sillón.
Bastante claro y fácil, ¿no?
Así que por favor, eliminen esa frase de su registro a la hora de describir un objeto.
Dato extra: esta frase generalmente es usada por viejas platudas.
Post viejo, hasta que logre que mi cerebro funcione o que mis dedos se muevan a la velocidad de mis ideas.
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