25.8.09
Verdades indudables XVIII
Abrir y cerrar la puerta de la heladera después de haberlo hecho hace diez segundos no va a hacer que aparezca mágicamente la comida.
15.8.09
La paz mundial y la ensalada
Hoy deseo hacerle honor a las tradiciones. Continuando con la postura a favor de la polémica en este blog, derribaré un mito bastante arraigado en nuestra cultura: en un asado, la ensalada no se come.
Generalmente, en un asado, sea familiar o con amigos, la protagonista es la carne. Es lógico que así sea, puesto que el evento es una parrillada, no un salad bar. El problema se presenta cuando hay veinte cavernícolas hambrientos alrededor de la mesa y se acabaron las achuras. Ese es el momento en que se sirve generalmente la carne y, en consecuencia, hace su aparición la ensalada que, inevitablemente, será insuficiente para estos cavernícolas. No es que coman verduritas, es que Yísus no está presente en la mesa, y todavía no consiguieron a nadie que lo reemplace en esto de la multiplicación de la comida. Por lo tanto, ese bol diminuto con tres hojas de lechuga y medio tomate se va a acabar. Y lo que es peor, va a haber gente que no se haya servido nada. Este es el preciso momento en que un asado familiar/con amigos se convierte en un acabado ejemplo de la supervivencia del más fuerte: el que llegó primero comió, y el que no, se jodió.
Surgen las miraditas con disimulo, el comentario con doble sentido. Incluso se han registrado casos de insultos directos al último que se sirvió, haciendo referencia a sus preferencias sexuales e invitándolo a retirarse a las partes pudendas de algún familiar de sexo femenino. En suma, toda una situación desagradable, que corta el clima de distensión y amistad que se respiraba hasta entonces. Además, es totalmente evitable, ya que se soluciona preparando más ensalada. Porque recuerden, ¡la ensalada sí se come! No está ahí para darle color a la mesa.
De esta manera, reinará la armonía en la parrillada, serán felices y habrá paz mundial. O por lo menos estarán en camino de asegurarse una velada agradable (si no viene la suegra ortiva, el primo mala onda o alguno de esos).
He dicho.
Generalmente, en un asado, sea familiar o con amigos, la protagonista es la carne. Es lógico que así sea, puesto que el evento es una parrillada, no un salad bar. El problema se presenta cuando hay veinte cavernícolas hambrientos alrededor de la mesa y se acabaron las achuras. Ese es el momento en que se sirve generalmente la carne y, en consecuencia, hace su aparición la ensalada que, inevitablemente, será insuficiente para estos cavernícolas. No es que coman verduritas, es que Yísus no está presente en la mesa, y todavía no consiguieron a nadie que lo reemplace en esto de la multiplicación de la comida. Por lo tanto, ese bol diminuto con tres hojas de lechuga y medio tomate se va a acabar. Y lo que es peor, va a haber gente que no se haya servido nada. Este es el preciso momento en que un asado familiar/con amigos se convierte en un acabado ejemplo de la supervivencia del más fuerte: el que llegó primero comió, y el que no, se jodió.
Surgen las miraditas con disimulo, el comentario con doble sentido. Incluso se han registrado casos de insultos directos al último que se sirvió, haciendo referencia a sus preferencias sexuales e invitándolo a retirarse a las partes pudendas de algún familiar de sexo femenino. En suma, toda una situación desagradable, que corta el clima de distensión y amistad que se respiraba hasta entonces. Además, es totalmente evitable, ya que se soluciona preparando más ensalada. Porque recuerden, ¡la ensalada sí se come! No está ahí para darle color a la mesa.
De esta manera, reinará la armonía en la parrillada, serán felices y habrá paz mundial. O por lo menos estarán en camino de asegurarse una velada agradable (si no viene la suegra ortiva, el primo mala onda o alguno de esos).
He dicho.
13.8.09
Moral en el colectivo (otra vez)
Ceder el asiento es muy fácil. Levantarse, correrse y dejar que otro se siente en tu lugar. Listo. El problema surge cuando te ponés a pensar un rato en ese acto aparentemente simple que acabás de hacer. Ni siquiera me voy a adentrar en la espinosa cuestión ¿realmente se merecía mi asiento?, pero sí en la siguiente: ¿a partir de qué sector del colectivo está permitido no dar el asiento? Si me encuentro ubicado en la mitad posterior de dicho transporte, ¿estoy obligado a cederlo?
Antes de que me linchen y digan que por culpa de gente como yo el país no avanza, hay más chorros y todavía no se descubrió la vacuna contra la gripe A*, digo que existen excepciones. A una mujer embarazada o a una señora mayor (nótese la frase, no dije vieja de mierda) siempre se les cede el asiento, así te encuentres en la última fila. Ahora, a mi entender, a una señora mayor (ahora sí, una vieja de mierda) que calza tacos altos y mira a su alrededor con cara de dominatrix, no, a esa no le cedo el asiento.
Quiero opiniones.
Antes de que me linchen y digan que por culpa de gente como yo el país no avanza, hay más chorros y todavía no se descubrió la vacuna contra la gripe A*, digo que existen excepciones. A una mujer embarazada o a una señora mayor (nótese la frase, no dije vieja de mierda) siempre se les cede el asiento, así te encuentres en la última fila. Ahora, a mi entender, a una señora mayor (ahora sí, una vieja de mierda) que calza tacos altos y mira a su alrededor con cara de dominatrix, no, a esa no le cedo el asiento.
Quiero opiniones.
*Es un virus, infelices, ¡un virus!
4.8.09
Pasa en el bondi
Habiéndose "terminado" la gripe porcina, reanudé mis viajes en colectivo. No es que antes no lo hiciera, pero como estaba de vacaciones sólo salía si era una cuestión de vida o muerte (¡Oh, se acabaron las películas/galletitas/alcohol! y otras urgentes necesidades de ese estilo). Como decía, volví y me encontré con un par de cosas, que tal vez siempre estuvieron ahí, salvo que con los auriculares puestos no me daba cuenta: el colectivo es uno de los lugares predilectos de la gente para hablar de sexo.
¿Qué tiene el colectivo que no tenga tu casa, o la mesa de un bar? Simple, en cualquier otro lado te escuchan. En tu hogar hay oídos indiscretos, y yo en los mozos no confío. En cambio, el colectivo es ideal. La costumbre de viajar a todos lados con el mp3 a volumen máximo crea el ambiente de intimidad (para hablar, malpensados) que hace que le puedas contar a tu compañero de asiento cualquier cosa sin preocuparte de los que te rodean. Además, en caso de que te escuchen, nadie te conoce, y lo más probable es que nunca te los vuelvas a cruzar. Perfecto.
Los asientos de a dos también ayudan. Imaginen la situación: grupo de amigos numeroso (más de 8 ponele). Siempre hay uno con el que se tiene más confianza para estas cosas. De esta manera, el diseño de los colectivos favorece la comunicación entre estos dos amigos, ya que se pueden sentar juntos y contarse los detalles. Es excelente. Creo que si la raza humana lo hubiera hecho a propósito, no le hubiera salido mejor.
Pero... siempre hay un pero. Es ideal, pero para los mortales comunes medio olvidadizos como yo que se dejan el mp3 en casa, es un poco incómodo escuchar hablar a desconocidos de sus proezas en la cama.
Moraleja: Hablá de lo que quieras, pero recordá que no me importa el tamaño del culo de la hermana de tu mejor amiga, o cuánto tiempo estuviste dándole sin parar, o lo muy fáciles que son las argentinas (textual, escuchado hoy en el 161 cerca del mediodia por quien les habla, y dicho por unos extranjeros de porte intimidante). ¡Moderá tu volumen, ¿OK?!
¿Qué tiene el colectivo que no tenga tu casa, o la mesa de un bar? Simple, en cualquier otro lado te escuchan. En tu hogar hay oídos indiscretos, y yo en los mozos no confío. En cambio, el colectivo es ideal. La costumbre de viajar a todos lados con el mp3 a volumen máximo crea el ambiente de intimidad (para hablar, malpensados) que hace que le puedas contar a tu compañero de asiento cualquier cosa sin preocuparte de los que te rodean. Además, en caso de que te escuchen, nadie te conoce, y lo más probable es que nunca te los vuelvas a cruzar. Perfecto.
Los asientos de a dos también ayudan. Imaginen la situación: grupo de amigos numeroso (más de 8 ponele). Siempre hay uno con el que se tiene más confianza para estas cosas. De esta manera, el diseño de los colectivos favorece la comunicación entre estos dos amigos, ya que se pueden sentar juntos y contarse los detalles. Es excelente. Creo que si la raza humana lo hubiera hecho a propósito, no le hubiera salido mejor.
Pero... siempre hay un pero. Es ideal, pero para los mortales comunes medio olvidadizos como yo que se dejan el mp3 en casa, es un poco incómodo escuchar hablar a desconocidos de sus proezas en la cama.
Moraleja: Hablá de lo que quieras, pero recordá que no me importa el tamaño del culo de la hermana de tu mejor amiga, o cuánto tiempo estuviste dándole sin parar, o lo muy fáciles que son las argentinas (textual, escuchado hoy en el 161 cerca del mediodia por quien les habla, y dicho por unos extranjeros de porte intimidante). ¡Moderá tu volumen, ¿OK?!
2.8.09
30.7.09
Pretty in pink
Sí, Michael se murió y Su volvió a la tele. Dos cosas que decir: Mike, vas a ser el cadáver mejor conservado del mundo; con tanto plástico y derivados del petróleo adentro tuyo no necesitás embalsamador. Y con respecto a lo otro, mejor que me apure a arreglar la conexión de cable, si no quiero morir de inanición televisiva.
Pero estos son detalles. Mientras estaba de "retiro espiritual" con piojos ninfómanos y elefantas preñadas, me enteré que se murió Corín Tellado. ¡El trono de la novela rosa en español está vacante! Debido a esto, ponemos a su disposición este sencillo manual para que ustedes puedan emular a esta exitosa escritora y fabricar sus propios best sellers.
Primero, elija cuidadosamente sus personajes. Comencemos por la pareja protagonista: debe ser heterosexual. Por alguna razón, no existen novelas rosas que cuenten la historia de amor de Luis y Abelardo, o de Soledad y Elvira, o de Juan con quien venga. Sólo por esta vez, mantenga las tradiciones y elija un hombre y una mujer. El hombre debe ser bien masculino. No está bien visto un protagonista metrosexual, así que esfuércese para crear un personaje viril pero que no roce lo cavernícola. Recuerde que su best seller está dirigido a mujeres, por lo que no es muy conveniente que su creación sea un troglodita con olor a pata y lleno de eructos.
Con respecto a la mujer protagonista, debe ser "frágil, etérea, toda una dama". Hágala preocupada por su apariencia, pero no en exceso. Tímida, pero que de cuando en cuando tenga una acto de arrojo. Dulce, pero con un dejo de dureza. Si mis instrucciones le resultan contradictorias y el personaje no logra cuajar, inspírese en el teleteatro. El mexicano es el mejor para esto. Además, es fundamental que sea rubia. Reserve el cabello oscuro para las malvadas.
Las malvadas (puede haber más de una, pero es conveniente que haya una más mala que todas las otras juntas) deben ser, como ya se dijo, morochas (no sé por qué, pero funciona, así que hágame caso) y dispuestas a todo por su amado, que oh casualidad, es el protagonista. Es clave que tengan un abundante surtido de disfraces y atuendos para despistar. De esta manera, pueden hacer de las suyas sin que nadie las reconozca. Prevea intentos de suicidio para estos personajes, ya que sus planes están destinados a fracasar.
Los malvados (lo mismo, es conveniente que haya un malvado principal) serán el cerebro de la novela, los que están detrás de los planes de las malvadas. No importa demasiado su apariencia física siempre que los haga inteligentes y maquinadores, aunque una buena cicatriz siempre ayuda.
Esto es todo por hoy. Próximamente, conflictos imprescindibles en toda novela rosa.
Pero estos son detalles. Mientras estaba de "retiro espiritual" con piojos ninfómanos y elefantas preñadas, me enteré que se murió Corín Tellado. ¡El trono de la novela rosa en español está vacante! Debido a esto, ponemos a su disposición este sencillo manual para que ustedes puedan emular a esta exitosa escritora y fabricar sus propios best sellers.
Primero, elija cuidadosamente sus personajes. Comencemos por la pareja protagonista: debe ser heterosexual. Por alguna razón, no existen novelas rosas que cuenten la historia de amor de Luis y Abelardo, o de Soledad y Elvira, o de Juan con quien venga. Sólo por esta vez, mantenga las tradiciones y elija un hombre y una mujer. El hombre debe ser bien masculino. No está bien visto un protagonista metrosexual, así que esfuércese para crear un personaje viril pero que no roce lo cavernícola. Recuerde que su best seller está dirigido a mujeres, por lo que no es muy conveniente que su creación sea un troglodita con olor a pata y lleno de eructos.
Con respecto a la mujer protagonista, debe ser "frágil, etérea, toda una dama". Hágala preocupada por su apariencia, pero no en exceso. Tímida, pero que de cuando en cuando tenga una acto de arrojo. Dulce, pero con un dejo de dureza. Si mis instrucciones le resultan contradictorias y el personaje no logra cuajar, inspírese en el teleteatro. El mexicano es el mejor para esto. Además, es fundamental que sea rubia. Reserve el cabello oscuro para las malvadas.
Las malvadas (puede haber más de una, pero es conveniente que haya una más mala que todas las otras juntas) deben ser, como ya se dijo, morochas (no sé por qué, pero funciona, así que hágame caso) y dispuestas a todo por su amado, que oh casualidad, es el protagonista. Es clave que tengan un abundante surtido de disfraces y atuendos para despistar. De esta manera, pueden hacer de las suyas sin que nadie las reconozca. Prevea intentos de suicidio para estos personajes, ya que sus planes están destinados a fracasar.
Los malvados (lo mismo, es conveniente que haya un malvado principal) serán el cerebro de la novela, los que están detrás de los planes de las malvadas. No importa demasiado su apariencia física siempre que los haga inteligentes y maquinadores, aunque una buena cicatriz siempre ayuda.
Esto es todo por hoy. Próximamente, conflictos imprescindibles en toda novela rosa.
29.7.09
¡Porque nadie lo pidió!
Qué paja empezar todo otra vez. A ver, esto como se hacía... ah, sí, apoyabas los deditos en el teclado y dejabas fluir... ¿qué cosa? En fin, mientras encuentro las respuestas a todo esto (y me dedico a leer, que el reader de cierto buscador que no me paga por eso no lo menciono está que explota) les cuento: volví. Del "retiro espiritual", que es como dicen cuando tenés un ataque de paja más grande que un elefante embarazado (una elefanta vendría a ser) y te dedicás a pensar esas cosas trascendentales como por ejemplo cómo tienen sexo los piojos.
No busquen más. Acá estoy. Para qué, no sé, pero estoy.
No busquen más. Acá estoy. Para qué, no sé, pero estoy.
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