16.1.09

Dibujos, dibujos, dibujos

Hoy visitaremos la sala de los dibujos animados. Claro, este es mi zoológico privado. Obvio que tengo salas temáticas, ¿qué se piensan? ¿Que es tercermundista? Váyanse a su casa... No, mejor lean.

Aristóteles dijo, allá lejos y hace tiempo, que la virtud es el justo medio, el equilibrio entre dos vicios: uno por exceso y otro por defecto. Y tenía razón. Los extremos no son buenos. Menos si se trata de admitir placeres culposos, como un gusto por los dibujos animados. Infantiles, claro está. En mi camino he encontrado mucha gente con distintas actitudes al respecto, que van desde la negación absoluta a un ridículo infantilismo, acompañado con miedo a crecer. Para Aristóteles, ésos serían los extremos. Detengámonos en ellos por un momento.

En esta esquina, ¡la negación! (aplausos). Fácil, muy fácil de reconocer. Es esa gente que ante la más pequeña mención de una caricatura salta como si hubiera descubierto que aplastó un sapo al sentarse. "¡No! ¿Qué es eso? (cara de asco y de superación) ¡Yo no miro eso! Es más, ¡nunca lo miré ni lo pienso hacer!". Como digas. El caso es que apenas llega a su casa, se relaja, se descalza y prende la tele. Y mira todo aquello de lo que renegó en público. Cartoon Network, Nickelodeon, Disney Channel, Jetix... es insaciable, hasta podría llegar a ver Retro a la hora que pasan dibujos. Ya relajado y contento, se va a dormir. A la mañana siguiente, se pone el traje, ajusta su máscara de persona seria que no ve dibujitos y se va a continuar con su vida pública, sabiendo que a la noche estarán los Padrinos Mágicos esperándolo para alegrarle el día.

Y en la otra esquina, ¡el eterno niño! (aplausos). También muy fácil. Es el pelotudo que te dan ganas de matarlo porque está todo el día rascándose las soberanas pelotas y lo único que hace es ver tele. Eso, sumado a un alarmante grado de vagancia y mezclado con una pizca de nene consentido, da como resultado al eterno niño que tenemos el orgullo de presentarles. Este, en lugar de saltar porque aplastó un sapo, salta de felicidad cuando alguien menciona la palabra "dibujitos". Porque, al igual que el negado, se los vio todos. Todos, todos.

Y arbitrando esta pelea... todo el resto. La gente normal (como yo, uuuhh tengan miedo, si siguen leyendo esto van a terminar tan normales como yo, muajajaja), que no tiene ningún pudor en admitir que mira dibujos animados, que se aguanta las risas de los del bando de los negados, pero que no lo anda sacando a relucir. No se crean, no somos tantos oficiando de réferis.

Ahora, que corra sangre (¿?). Para la próxima, un listado de mis dibujos animados preferidos. Ya está demasiado largo este post.

2 comentarios:

Pulfer dijo...

Yo veo Simpsons, Family guy (no se cuentan como infantiles... y los que siempre que enganche me voy a quedar viendo es al coyote y al correcaminos. Todavia hoy me cago de risa.

Tambien m,e rio mucho con la predictibulidad del chavo, que si seria infantil.

Xélor dijo...

Y.. No sé si puedo opinar, yo sigo siendo un pendejo, todavía miro los Padrinos mágicos, Cosmo es mi ídolo, me tengo que comprar una remera de él :P